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Unos ojos que no ven,
unos ojos que ya no lloran,
Unos ojos en la lejanía,
que se beben el horizonte.
Un cruce de miradas
a través de la oquedad pétrea,
a través del agujero del alma.
Una mirada que deja de ser mirada,
para convertirse en pensamiento.
Un diálogo entre el hoy, el ayer y el mañana.
Un tiempo que no tienes horas.
Estar y no sentir,
soñar y vivir.
El sueño de un ayer lleno de deseo,
el sueño de un mañana lleno de querer.
Una sombra que refugia,
una luz que deslumbra,
y se proyecta infinita.
Añoranza de lo sentido,
esperanza por sentir.
Un haz que se extiende infinito,
y esfuma de la mano del tiempo.
Sombras que se alargan en la noche del dolor.
Ese lugar, esa canción,
ese olor, ese beso…
Al final, todo anhelo.
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